Publicado originalmente el 5 de abril de 2009, por Araxis
Tras esa declaración Silvia dijo algo y comenzaron a discutir. Tras varios minutos, ella acabó por darle la razón a su hermano. Finalmente decidieron que, oficialmente, era ella quien había hecho todo el trabajo, sin vacilación, y que él no reveló su cometido hasta que ambos llegaron a Ciudad Capital.
Más tarde, ya en el tren y sóla en su compartimento, dejó salir todo lo que llevaba dentro. Lloró silenciosamente y sin parar por lo que había ocurrido, y por la imposibilidad de ver realizado su deseo de esa mañana. Una vez logró calmarse, pensó en lo que haría a continuación. Tenía dos opciones: confesar la verdad y arriesgarse a la muerte, lo que ahora no le parecía tan malo, o contar la verdad de Arnold y seguir viviendo. Mantuvo un debate interno durante el resto del viaje, pero al llegar a Ciudad Capital ya había tomado una decisión: seguiría adelante co su vida y trataría de olvidarlo todo.
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.