lunes, 8 de junio de 2015

El estrés de escoger un futuro

En estos días, miles de estudiantes se enfrentan a uno de sus grandes retos: la Selectividad. Ésta irá seguida, tan pronto salgan las notas, por el gran dilema: ¿Qué carrera escojo?

Si bien hay casos (existen excepciones para todo) en los que la elección es clara, en gran medida esto no es así. Cuando eres pequeño y te preguntan «¿Qué quieres ser de mayor?», sueles responder con seguridad... sea o no lo que hubieses respondido la semana anterior o la siguiente.

Sin embargo, conforme creces vas comprendiendo mejor las distintas particularidades de cada opción que se te presenta. Y descubres que hay muchas más opciones que médico, profesor, peluquero o bombero. Y ahí es donde empieza el problema.

Un problema que suele presentar dos ramificaciones. Una sería la de «Me gustan tantas cosas que no sé cuál escoger... Mejor dejar que la nota de Selectividad decida por mí». Mientras que, en el otro lado, se encontraría el «No me gusta ninguna opción especialmente, pero sé que quiero ir a la universidad... Mejor dejar que la nota de Selectividad decida por mí».

Como veis, en ambos casos (aunque obviamente hay muchos más) se deja la decisión para el último momento. Y ahí empiezan los problemas, porque tan pronto como salen las notas hay que enviar las solicitudes a las universidades, lo que deja poco tiempo para pensar. Tal vez por eso haya tantos abandonos en primero de carrera.

¿Y vosotros qué? ¿Os hallasteis en esta situación o teníais claro lo que ibais a hacer, incluyese o no pasar por la universidad? ¿Estáis ahora mismo en esta situación? Si es así, ¡ánimo!

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.