jueves, 9 de abril de 2015

Historias de Canción 10

Sólo quiero jugar, nada más. Divertirme un rato y olvidar todos mis problemas. ¿Es tanto pedir? Tras todo lo que ha pasado, creo que me he ganado algo de descanso. Ya ha habido demasiadas muertes.

Primero, las de mis padres. Ellos, que hasta hace poco lograban alejar mis temores en cualquier situación y hacer que me sintiera completamente a salvo. Desaparecieron de la noche a la mañana, así sin más, en un estúpido accidente de coche.

Poco después le ocurrió algo similar a mi hermana mayor, aunque de este suceso no logré que me informaran. «Dada su corta edad, conocer los detalles de su muerte, sobre todo tan cerca de la de sus padres, podría resultar fatal», fue lo único que alcancé a escuchar desde detrás de una puerta.

El último fue mi hermano mayor, el que lo dejó todo para cuidar de mí, pese a su futuro prometedor en caso de continuar con sus estudios. De lo que le ocurrió a él nadie puede protegerme; estaba delante cuando ocurrió, y será algo que jamás podré olvidar.

Es por eso que sólo quiero jugar, que me dejen en paz y no traten de acercárseme. Porque todo aquel que promete cuidarme y mantenerme a salvo acaba muerto. Y me he cansado de tantas muertes.

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.