La luz del faro volvió a parpadear. Ella intentó ir hacia la puerta, pero no pudo salir así que volvió hacia su cuerpo de nuevo. ¿Porqué le había pasado esto? y lo más importante, ¿Cómo? Gritó -o al menos lo intentó - una, dos, y más de tres veces. Hasta el amanecer estuvo gritando.
Y en el amanecer ocurrió algo muy extraño, de pronto ya no estaba en el faro. Ahora se encontraba en la penumbra, sus ojos aún no habituados no le decía donde estaba así que decidió tranquilizarse mientras estos se normalizaban. Cuando lo hicieron se quedó algo perpleja: estaba delante de la puerta de su casa, donde había estado antes de aparecer en el faro y descubrir la verdad sobre sí misma.
O tal vez todo había sido un sueño. Miró hacia el faro y lo encontró apagado, como no recordaba haberlo desactivado, aceptó a buena gana la hipótesis de haber tenido una cruel pesadilla.
Abrió la puerta de su casa... O eso creyó pero no lo hizo pero aún así entró, sin darse cuenta del detalle, atravesando la puerta.
Vio, vio y se asustó. Su madre acostada en el regaso de su padre, ambos en el sillón, durmiendo. Con una vela a punto de extinguirse sobre la mesa.
Se alegró y se acercó a ellos, los intentó despertar. Pero como antes, sus manos volvieron a resbalar...
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.