Intentó ahogar un grito, pero no pudo e hizo reverberar el silencio aunque no se escuchó nada lo que hizo que su terror fuera en aumento. Intentó estirarse hasta tocar la masa inherte que colgaba del techo, pero al igual que con el picaporte, su mano pareció resbalar sobre ella. Volvió a intentarlo, pero se dio cuenta de que no resbalaba sobre la superficie sino que la atravesaba.
El pánico se apoderó de ella y empezó a moverse de un lado para otro, sin saber bien que hacer. Hasta que se dio cuenta de lo que pasaba y se también de quien era quien estaba colgado del techo. Miró otra vez la masa y deseando llegar hasta el rostro del cuerpo ahorcado, se levantó del suelo y levitó hasta allí. Lo miró fijamente; era ella, que había muerto sin saber bien cómo había pasado.
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.