domingo, 3 de mayo de 2015

Finde Nostálgico: Sagas familiares. Visita al castillo

Publicado originalmente el 27 de octubre de 2008, por Araxis

Media docena de soldados se aproximaron a Cóvex y al soldado en cuanto entraron al patio. Hubo una pequeña trifulca, pero enseguida pudieron llevarse a Cóvex, apresado, por una pequeña puerta que daba a las mazmorras.
En cuanto se hizo de noche, uno de los vigías pudo ver a un pequeño conejo blanco acercándose a la puerta. Desvió la mirada un momento y, cuando quiso volver a ver al conejo, éste había desaparecido. Por eso no vio cómo el conejo se convirtió en una rata y se introducía por una grieta.

Las mazmorras del castillo Sateb estaban desiertas, excepto la celda de Cóvex. Éste creyó notar algo en su bolsillo pero, cuando iba a mirar, se abrió la puerta de las mazmorras. Por ella entraron dos guardias de Dincabi y su hombre de confianza.
—Espero que disculpes la rudeza de los soldados —dijo este último, dirigiéndose hacia Cóvex—. Debes comprender que hay mucha gente malvada por el mundo que desea esa herencia sin tener derechos a ella. Por eso tiene la orden de encerrar a los posibles herederos hasta que yo pueda comprobar si son reales.
—¿Entonces me sacará de la celda?
—Por supuesto —con una seña hizo que uno de los guardias le abriera la celda—. Supongo que sabrás cuál es la prueba de tu ascendencia, ¿no?
—Por supuesto. Es un anillo —metió la mano en el bolsillo para sacar el anillo, pero no lo encontró. Con cara de circunstancias miro en sus otros bolsillos y en la bolsa. No lo encontró—. No lo entiendo, debería seguir en el bolsillo...
—¿No lo entiendes? Pues yo sí. Eres uno de los falsos herederos, no de los verdaderos.
Antes de que Cóvex pudiera articular palabra, los dos guardias se abalanzaron sobre él. Cuando iban a ensartarle con la espada, el otro les detuvo.
—No lo hagáis aquí, no quiero que se note. Llevadle fuera.
Así lo hicieron. Abrieron el portón a la calle y le tiraron al suelo. Antes de que le pudieran matar, apareció como de la nada un gran oso cavernario. El oso se abalanzó al centro del grupo y rugió.
—Dejadle, el oso acabará con él por nosotros.Mientras se alejaban vieron cómo el oso agarró al chico y se lo llevó a rastras. Parecía que prefiriera comérselo en otro lugar. Subió la colina y se alejó de la vista del castillo. Una vez allí le soltó. Cóvex saltó como pudo para levantarse y se enfrentó al oso espada en mano. Cuál no sería su sorpresa cuando vio cómo el oso se transformaba. Al principio pensó que vería otra forma de Ursus, pero se alegró al ver que era Tagne y no Ursus quien se presentaba con forma humana frente a él.

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