sábado, 2 de mayo de 2015

Finde Nostálgico: Sagas familiares. El castillo

Publicado originalmente el 20 de octubre de 2008, por Araxis

Durante los dos días siguientes empezaron a apreciarse mutuamente. Ella mantenía la forma humana de día, excepto para cazar, y él le ayudaba a hacerlo. Mientras él no mencionase la separación con Bacnuss, todo iba bien.
Al atardecer del tercer día se empezó a vislumbrar en la línea del horizonte la silueta de un gran castillo.

—Ahí tienes tu castillo —señaló Tagne, mientras dejaba su mochila en el suelo—. Mañana seguiremos cada uno nuestro propio camino.
—¿Volveremos a vernos?
—No hay nada imposible —con una sonrisa le invitó a sentarse—. Creo que me quieres preguntar algo, ¿no es cierto?
—Sí. —Tras una pausa prosiguió—. Me estaba preguntando sobre algo que me dijiste después del ataque. Dijiste que el oso no me tenía que haber atacado a mí, sino que a quien buscaba era a vosotros.
—En realidad me perseguía a mí. Bacnuss iba conmigo para ayudarme si me lo encontraba durante mi camino.
—¿Por qué te perseguía?
—Como te dije es una historia larga. Y complicada. Pero te haré un pequeño resumen. Bac dijo que no te lo contase, pero ahora que ya no está... —Mientras preparaban la cena y cenaban, continuaron conversando—. Verás, Ursus era amigo de mi padre. Hace tiempo de eso. Sin embargo, ocurrió algo que le hizo cambiar. Antes no era así, tan brutal. Sí es cierto que esa forma era su favorita, pero nunca atacaba antes de preguntar. Como digo, sucedió algo. A partir de entonces cambió. Creo que tuvo que ver con la muerte de mi padre, pero el caso es que desde entonces quiere matarme.
Continuó explicándole cómo había conocido a Bac en su primera huída de Ursus y cómo le había ayudado en otras ocasiones, como cuado Cóvex estuvo en medio. Sin embargo, tergiversó los hechos de forma que Cóvex no supiera que, en realidad, era hija de Ursus y que, al no querer seguir su ejemplo, él se enfureció y por eso la quería ver muerta. Tras la lucha del otro día, en la que Ursus resultó muerto, le llevaron lejos y le abandonaron para que se lo comieran los animales.
Poco después, un conejo que regresaba a su madriguera huyó al ver a un humano durmiendo cerca de un lobo blanco.La mañana siguiente se despertó fría y gris, como lo eran sus ánimos al separarse poco después del desayuno. Tagne observó cómo Cóvex se alejaba camino al castillo y tomó un camino secundario que había cerca y que se desviaba del tomado por Cóvex. Se preguntó qué iba a ser de él en el castillo, aunque con sorpresa advirtió que ni siquiera sabía qué iba a ser de ella misma. Durante todo el día pensó en esas últimas semanas.



Cóvex estaba extasiado observando el castillo. Había hecho un alto para descansar antes de llegar a él. Era un castillo gigantesco, rodeado por un gran foso sobre el que descansaba un puente levadizo. Cóvex cogió aire y continuó su camino. Cuanto más se acercaba, más grande le parecía. Al llegar al pie del castillo, dos soldados salidos de no se sabía dónde le cortaron el paso. Le preguntaron su razón de estar allí y él les enseñó el anillo y les dijo que venía a cobrar la herencia. Ambos soldados se miraron y le dejaron entrar.

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