Publicado originalmente el 3 de noviembre de 2008, por Araxis
—Un momento... si el oso eres tú... ¿tú me quitaste el anillo en la celda?
—Sí, con forma de rata —y sacó el anillo de uno de sus bolsillos.
—¿Por qué lo hiciste? —Cóvex estaba frenético—. ¡Casi me matan por tu culpa!
—¡También te habrían matado de no haber hecho yo nada! Creía que si no tenías el anillo te dejarían salir sin problemas, no se me ocurrió que te intentarían matar de todos modos.
—¿De qué hablas?
—Escuché a unos soldados que decían que, en realidad, el hermano de Dincabi no existe.
—¿Qué?
—No eres hijo de su hermano, eres hijo de Dincabi. —Al ver que Cóvex no contestaba, Tagne continuó—. Lo de la herencia lo hizo para conocer a todos sus hijos, evaluarlos y decidir si debía matarles. Posiblemente, no habrías durado ni una noche. —Suspiró—. Por eso volví y entré, quitándote el anillo. No me parecía bien que te mataran si yo podía evitarlo.
—Vaya, gracias.
—No hay de qué. Creo que deberíamos alejarnos más del castillo.
—Claro.
Al rato de empezar a caminar, Cóvex rompió el silencio.
—¿Y por qué un oso?
—Porque imaginé que conocerían a Ursus, y que tú te darías cuenta de que, por mi tamaño, no podía ser él. Aparte del hecho de que está muerto, claro.
—Creo que no estaba en condiciones de fijarme en el tamaño, me parecías bastante grande.
—Ciento entonces haberte asustado. También me convertí en oso por su fuerza, y por si decidían atacar en vez de huir. —Lo que no mencionó fue que odiaba adoptar esa forma.Continuaron andando y conversando hasta que ya no pudieron más. Montaron un campamento un poco apartado del camino. Tagne se transformó en loba, como era su costumbre.
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.