Publicado originalmente el 10 de noviembre de 2008, por Araxis
Al día siguiente, a pesar de todo, se levantaron temprano. Empezaron a caminar después de un pequeño desayuno, sin pensar en hacia dónde se dirigían. Sólo querían alejarse aún más del castillo. El camino por que transitaban era el mismo por el que iba Tagne tras separarse de Cóvex. Cuando no llevaban demasiado tiempo andando, Cóvex recordó que habría otros como él, hijos ilegítimos que quisiesen cobrar la herencia. Se lo mencionó a Tagne preocupado.
—Había olvidado algo que encontré en el bolsillo del que fue a visitarte a la celda. —De un bolsillo sacó una hoja de papel doblada. La extendió y ambos salieron del camino para examinarla con tranquilidad. Había en ella una lista de nombres seguidos por direcciones—. Tengo la impresión de que son los nombres de los hijos que sabe que tiene o de las mujeres con las que cree que tuvo algún hijo y sus direcciones. Si te fijas bien, hay algunos tachados, otros con una interrogación y uno con dirección desconocida.
—Supongo que los tachados serán los que ya han muerto —cuando dijo esto, un escalofrío recorrió su espalda. Continuó —, y las interrogaciones deben de ser de aquellos a los que hayan mandado mensajes y aún no hayan llegado hasta él.
—Es bastante posible.
—¿Qué hacemos?
—¿A qué te refieres?
—Con el papel. ¿Qué hacemos? Porque algo tendremos que hacer. Aunque, si no quieres, iré yo sólo. No me importa. De todas formas ya nos habíamos separado. —A pesar de decir esto, no era lo que pensaba.
—Está bien, iré contigo. No te he sacado de esa celda para dejar que te maten.
FIN
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.