sábado, 14 de marzo de 2015

Finde Nostálgico: Terror mortal

Publicada originalmente por Araxis

Antes de empezar la historia, quiero decir que esto es algo que se me ocurrió en clase de historia en el instituto un día, se lo enseñé a mi profesora de lengua y casi le da un infarto. Así que se supone que debería advertir que no es apto para cardíacos, aunque en mi opinión es que la profesora no se esperaba algo así (no se si esperaba un cuento de hadas o qué, pero es que el título lo dice todo, ¿no?). Así que sólo digo: ¡que disfrutéis!




No tenía miedo a las arañas, sino que sentía verdadero terror a las arañas y ahora se encontraba completamente rodeado por montones de ellas. Había algunas grandes y otras pequeñas; eran tanto negras como de otros colores. No había dos iguales, pero todas eran arañas. Su miedo hacia ellas se remontaba a cuando tenía cinco años.
A esa edad, una araña picó a su hermana de siete años, provocándole la muerte a causa de que era alérgica a esa picadura. A partir de ese momento le aterrorizaban las arañas. En ocasiones, ese terror se extendía a las telarañas.
Hubo ocasiones en que ese terror fue crucial para la realización de diversas actividades. A los 13 años, tuvo que bajar al sótano de su casa en busca de algo y vio una gran araña. Al notar su tardanza bajaron a buscarle y le encontraron paralizado con la vista fija en la araña. Sus padres le llevaron a numerosos psicólogos para intentar solucionar su problema, pero fue en vano. Uno tras otro no lograban solucionar ese problema.
Ya de adulto, tuvo ciertos problemas a la hora de la elección de los trabajos. No podía trabajar (porque se sentía incapaz de hacerlo) en lugares oscuros, con sótanos o almacenes. Aun sin haber telarañas, veía arañas por todas partes. Incluso ahora los psicólogos eran incapaces de solucionar su problema.
Ese terror llegaría incluso a costarle la vida. Un día, acompañó a un amigo a la tienda de éste. Su amigo le convenció con mentiras para que bajase al sótano y le trajese una caja. Cuando éste lo hizo, se cerró la puerta tras él. Lleno de temor, miró a su alrededor, intentando encontrar algo con lo que abrir la puerta. En su búsqueda, descubrió algo que lo aterrorizó. A su alrededor se iban acercando grupos de arañas. Más y más arañas de todas las formas y colores. Le arrinconaron contra la pared y empezaron a subírsele por los pantalones.
Cuando su amigo abrió la puerta del sótano (en absoluto atrancada), extrañado de que todavía no hubiera subido, le vio, muerto, contra la pared. A su alrededor no había ni rastro de las arañas que, en su imaginación, creyó que le rodeaban.
Al final, murió a causa de su terror a las arañas.

2 comentarios:

  1. Las mejores ideas o relatos siempre surgen en momentos de aburrimiento o estrés.

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  2. En mi caso, suelen comenzar cuando el profesor de turno estaba hablando o cuando acababa de entrar al cuarto de baño...
    Siempre en malos momentos para escribir.

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.