Yo recuerdo aquel día de una manera muy diferente a como lo haces tú. Para ti todo fueron sonrisas y juegos, luz y alegría, pero para mí no. Para mí fue todo muy distinto.
Para empezar, las sonrisas eran tensas, y las palabras torpes. Quería evitar soltar alguna inconveniencia, pero esas eran las únicas cosas que pasaban por mi mente.
Mientras que tú comías y bebías como si no hubiera un mañana, yo apenas probé bocado, insegura sobre si el malestar que sentía derivaría finalmente en náuseas.
En cuanto a los juegos... ¿Realmente no te fijaste en que apenas participé, y en que cuando me veía forzada a ello escapaba lo antes posible?
Siento mucho apartar la ilusión de tu mente, pero creo que te mereces conocer la verdad. La verdad pura y dura, aunque te duela. Aunque te destroce, incluso, puesto que considero que será aún peor cuanto más tardes en enterarte.
Allá voy: no te aguanto. Odio a los chicos que juegan con el barro, que están todo el día corriendo y saltando de aquí para allá... Prefiero a los chicos más sensatos, capaces de mantener una conversación ajena a los deportes y los videojuegos.
Así que lo siento, pero te dejo. Y que no te sorprenda verme dentro de poco con alguien de sexto curso...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Recuerda que en éste blog no están permitidos los enlaces de ningún tipo. Si en la moderación de los comentarios encontramos alguno, procederemos a borrar vuestra aportación.
Lamento la situación, pero la ley nos obliga.