Publicada originalmente el 24 de septiembre de 2008, por Erebyel
Estaba sentada, sola, al borde del barranco. Desde su posición podía ver el viejo faro, bastante castigado por el salvaje oleaje que lo acosaba, día sí noche también. Dicho faro tenía más de trescientos años y se decía, en el pequeño pueblo costero, que hacía más de ciento cincuenta que no había farero en aquel lugar, pero que aún así el faro se encendía noche tras noche, iluminando el mar y avisando de la proximidad de la costa.
El misterio del faro había llevado a muchos jóvenes hasta sus entrañas, bastante asustados por cualquier sonido que se produjese, para valorar cuan valientes eran. Normalmente nunca llegaban arriba del todo del faro, donde se encontraba la solución al misterio.
Pero ella sí, ella había subido hasta llegar a la habitación donde la lámpara se encendía, ella sabía el secreto. El secreto que no le contaría a nadie porque aún ella no sabía que lo sabía.
Estaba sentada, sola, al borde del barranco. Desde su posición podía ver el viejo faro, bastante castigado por el salvaje oleaje que lo acosaba, día sí noche también. Dicho faro tenía más de trescientos años y se decía, en el pequeño pueblo costero, que hacía más de ciento cincuenta que no había farero en aquel lugar, pero que aún así el faro se encendía noche tras noche, iluminando el mar y avisando de la proximidad de la costa.
El misterio del faro había llevado a muchos jóvenes hasta sus entrañas, bastante asustados por cualquier sonido que se produjese, para valorar cuan valientes eran. Normalmente nunca llegaban arriba del todo del faro, donde se encontraba la solución al misterio.
Pero ella sí, ella había subido hasta llegar a la habitación donde la lámpara se encendía, ella sabía el secreto. El secreto que no le contaría a nadie porque aún ella no sabía que lo sabía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Recuerda que en éste blog no están permitidos los enlaces de ningún tipo. Si en la moderación de los comentarios encontramos alguno, procederemos a borrar vuestra aportación.
Lamento la situación, pero la ley nos obliga.