Finde Nostálgico: El fin del odio

Publicado originalmente el 5 de mayo de 2008, por Araxis

Piensas en tu jefe y ardes de furia. Él, que se las da de genio, siempre te ha tratado de inútil prescindible. No como a su secretaria, a quien siempre colma de regalos porque es su querida y su esposa aún no lo sabe. O eso se cree él. Piensas en que te encantaría abrirle los ojos a su mujer y que su secretaria pasase a ser su jefa, para que tu jefe viera que las mujeres no son objetos que usar como juquetes como le entre en gana. Que su mujer le abandonase y que ni siquiera pagando lograse acostarse con ninguna mujer...

De repente te despiertas sudando. No sabes exactamente en qué soñabas, pero tu corazón aún palpita con fuerza. Te sientas en la cama y tratas de calmarte. Finalmente vas al cuarto de baño a echarte agua en la cara. Pero cuando abres el grifo te das cuenta de que el agua es roja. Cierras bruscamente el grifo y sólo entonces ves que tus manos están manchadas de sangre. Vuelves a tu habitación, pero no es tu habitación. No sabes dónde estás, pero sabes que ésta no es tu casa.
Te sientas en la cama tratando de recordar, y cuando lo haces no cabes en tí de gozo. ¡Lo hiciste! Hiciste aquello con lo que soñabas: matar a tu jefe. Sólo arruinándole la vida no habría aprendido la lección, la única forma de que dejase de ser como era era matándole, y tú lo has hecho.
Aunque sigues sin recordar dónde estás, sabes que tarde o temprano aparecerá la policía, pero no te importa. Eres feliz porque has terminado con su vida. Así que aguardas tranquilo a que alguien te encuentre.

Horas después, avisados por el dueño del hotel, llega la policía. Te encuentran en la cama, con los brazos extendidos y las venas de las muñecas abiertas. Poco después descubren un impreso en el que un psiquiatra te declara paciente con doble personalidad con tendencia al suicidio, y otro papel en el que ven que eras el jefe de tu propia empresa.