Querido Dick,
Perdona el atrevimiento de contestar a tu carta. Me llegó
por error y no pude contener las ganas de responderte. Sé que no es mi
respuesta la que esperas, ni sé si mis humildes palabras causarán algún
efecto en ti. He leído tu carta, llegó a mis manos hace dos semanas,
durante las cuales he cogido fuerzas para hacerte llegar mis mas
sinceros pensamientos. Se que no soy tu Beth, ni soy aquella que ha
eclipsado tus ojos, solo soy una humilde bibliotecaria que acabo de
mudarme a este minúsculo apartamento, donde ella una vez estuvo.
Tus dulces palabras llegaron tarde para ella, pero no tan tarde para decirte
que siempre hay algo por lo que vivir.
Mis más sinceros respetos.
Lidia
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.