Querida Lidia
Reitero mis disculpas por mis palabras al comienzo de mi carta anterior. Decir que se trató de un arrebato no elimina su contenido ofensivo. Por ello, mis disculpas.
Agradezco asimismo su interés por hacerme llegar las noticias relativas al cambio de domicilio de Beth; mas al contrario que usted, tengo el presentimiento de que no volveré a saber de ella. Realmente no sé de dónde procede éste, pero es una sensación tan fuerte que me inunda en cuanto me descuido, y lo hace de manera tan absorbente que desde su primera carta vivo convencido de ello. No volveré a saber nada de Beth, y mantener la esperanza no sería sino desoír los hechos y negar la evidencia.
Por ello me despido de usted, deseándole suerte y amor en la vida. Que al menos uno de los dos lo tenga.
Dick
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.