jueves, 12 de febrero de 2015

Historias de Canción 2

Ha pasado el tiempo desde la última vez que nos vimos. Hace ya tanto de eso que no puedo siquiera recordar cuánto ha pasado. Sin embargo, eso no es lo que importa.

Lo realmente importante es que todo está como aquel día. El restaurante, la comida... incluso la gente en las otras mesas parecer ser la misma que aquella noche. Todo intacto, todo igual... excepto tú.


No me refiero al aumento de canas, que ya superan en número a tu antaño azabache cabello. Ni a las arrugas en tu rostro, que antaño lucía liso, juvenil.
Es algo más, algo ajeno al físico o las ropas, como si tu ser hubiera mudado a otro cuerpo. Como si ya no fueras más tú, sino un extraño con tu cuerpo y tu voz, un ser venido de lejos con alguna intención funesta, aciaga. Solo que no sé de cuál se trata.

El desconocimiento me desconcierta. Y el desconcierto siempre me ha hecho sentirme mal. Se me nublan los sentidos, incluido el del equilibrio. Me siento desfallecer, y es entonces cuando ocurre.

Al primer indicio de mi incipiente desmayo, te levantas como una flecha para sostenerme entre tus brazos. Y entonces lo sé. Miro hondo en tu mirada y veo, justo antes de perder el conocimiento, que sigues siendo tú.

2 comentarios:

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.