sábado, 28 de febrero de 2015

Finde Nostálgico: Exceso de imaginación

Publicado originalmente el 9 de mayo de 2008, por Araxis

Te aburres. Nadie lo sabe, pero eso es peligroso. Cuando te aburres tu cerebro desconecta de la realidad y empiezas a ver cosas muy extrañas, exactamente igual que aquella vez que querías saber qué se siente al fumar y cogiste un cigarrillo con hierbas muy raras que había en el priemer cajón de la mesilla de tu abuela (las hierbas que ella llamaba medicinales y tus padres maría).

¡Ya está! Ya has llegado al punto en el que tu mente empieza a divagar. La persona que te habla no es una persona. Hasta hace un momento era un hombre bajito, calvo, regordete y con una nariz muy larga. Ahora es un elefante rosa, como el de la serie de Pocoyo (esa que le encanta a tu vecino de arriba, que cuando la ve corretea por todo el comedor de su casa imitando lo que hacen los personajes). Y como Ely (es el nombre de la elefanta de Pocoyo, que tú conoces porque tu vecino no hace más que decirlo a gritos cada vez que te ve en las escaleras) no habla, sino que barrita. Por tanto, no le entiendes.
De repente ves que de su larga trompa (la de su cara, no la otra) salen extrañas pompas, como de jabón, que suben hasta el techo, donde se acumulan. Te fijas en la acumulación de pompas de jabón y observas cómo, poco a poco, se van fusionando (como los coches de los power ranger que todavía guardas en una estantería en tu cuarto) y forman una nube gris que descarga agua sobre la cabeza del elefante. Solo que ya no es un elefante. Ahora se ha convertido en una bola de granito gigante que parece decidida a aplastarte (y está enfadada porque no pudo aplastar a Indiana Jones ni a su sombrero). Pero, antes de que te aplaste, la bola se esfuma y en su lugar aparece una luna (de la que estaba enamorado el toro, la misma que te suele convertir en hombre lobo). Al principio está llena, pero pronto se convierte en una sonrisa (la del gato de Alicia en el País de las Maravillas) o una cuna. La cuna, de madera, tiene dentro una niña, a la que le gira la cabeza 360º...
Todo esto se lo cuentas a tu psicólogo, que está realmente fascinado con tu caso. Abre la boca para decir algo, pero tú ya no lo escuchas. Lo cierto es que te aburre mucho estar en el psicólogo...
(¿Continuará...?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recuerda que en éste blog no están permitidos los enlaces de ningún tipo. Si en la moderación de los comentarios encontramos alguno, procederemos a borrar vuestra aportación.
Lamento la situación, pero la ley nos obliga.