domingo, 15 de febrero de 2015

Finde Nostálgico: Cuando lo ves todo negro - Capítulo 4: La Solución

Escrito por Erebyel
Ahora ya estamos en el principio, es decir, en el final de mi relato. Recuerdo un poco el panorama, para aquellos que no tengan mucha memoria.
Estaba yo en el ginecólogo, acompañada de una corte bastante numerosa para la que suele haber: mi madre, mi padre, mi hermano pequeño, el ginecólogo (aunque éste es lógico que esté), yo y los tres papás de la criatura.
Era la primera revisión de mi estado y de lo que sería después, una carga para mí, y el desafortunado que me hubiese fecundado aquella noche. Entendí el porqué de la insistencia de las clases de sexualidad del instituto de utilizar condón, preservativo, o finamente dicho: profiláctico. La misma charla nos la echó el ginecólogo, aunque ya no servía de mucho dada la situación; pero todos nos la chupamos… ¡Joder, mal pensados! ¡Me refiero a la charla!
Después de sentirnos idiotas por no saber algo tan simple como lo que nos acababan de contar, el médico me pidió que me quitara la ropa y me pusiera una bata. He de reconocer que me daba un poco de vergüenza, porque nunca había hecho eso… y menos delante de mis padres y hermano. Pero seguí las instrucciones.
Acabé acostada en una camilla, bastante incómoda por cierto, y con las piernas colocadas en dos hierros dejando accesible la zona que no debería serlo. Como no llevaba bragas pues me sentí aún más incomoda, porque sentía una pequeña brisa aireándome dicha zona: ¡es súper desagradable!, pero me tuve que aguantar.
Vi al médico colocarse entre mis piernas y agachar la cabeza… te juro que otro apuro mayor nunca había vivido, y más porque expectantes y no perdiendo detalle de la situación estaban todos los invitados al espectáculo.
El medio minuto que tardó en examinarme el ginecólogo me pareció una eternidad, una eternidad incomoda. Y todo acabó con el sonido de látigo que producen los guantes de látex al ser separados de la mano.
El capullo del médico tardó en decir la buena noticia… primero tuvo que joderla diciendo que estaba todo bien… ¡Todo bien! ¡Todo bien! ¡Joder! Con eso pensé que ¡Todo! ¡TODO! Estaba bien. Pero resulta que no acababa ahí. A los tres segundos, como si no fuera un dato importante añadió: “no está embarazada”.
Si no hubiese estado en la situación que estaba… te juro que le hubiese dado una patada o un puñetazo… ¿Todo bien? ¡Una p…! ¡Todo estaba mucho mejor que bien!

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.