La misión era importante, de eso no había duda. Llevaban semanas siguiendo a ese hombre, registrando cada uno de sus movimientos. La agente Keyla S. Donovan lo sabía, pero sentía que aquel día tendría una importancia mayor que todos los precedentes. Al fin su objetivo debía sentirse cómodo pensando que estaba libre de toda sospecha, porque ese día había variado su itinerario acostumbrado. Despidió a su chófer y se puso él mismo tras el volante.
La agente solicitó discretamente que su compañero acercara el coche para recogerla. Sin embargo, antes de que pudiera subirse a él chocó con un hombre trajeado que metió algo en su bolsillo y le susurró un nombre al oído. Aquel suceso fue el causante de que pidiera cancelar la misión, pese a lo que se arriesgaban a perder si paraban en ese momento.
De vuelta en la oficina, su superior la reclamó en su despacho para pedirle explicaciones.
–¿Qué diantres dijo ese hombre y qué fue lo que te dio para que te asustases de esa manera y arruinases mi caso?
Ella sacó un caramelo del bolsillo.
–Me llamó Sara "Candy" Keyla –comenzó a explicar–. Nadie me ha llamado así desde que cumlpí diez años...
La pregunta: ¿Cómo continúa la historia de la agente Donovan? Tened en cuenta que lo que diga debe justificar que abortase la misión
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.