Es pronto para comprender todo lo que ha ocurrido. Han sido demasiados cambios, y han ocurrido demasiado deprisa. No nos hemos repuesto de la impresión aún, pero lo cierto es que ya es hora de reaccionar.
Lo que antes teníamos por cierto y perpetuo ha desaparecido. Y si no nos damos prisa por fraguar un plan, también lo harán las pequeñas migajas que aún quedan en pie.
Por ello es necesario que alcemos la vista de nuestros ombligos y analicemos la situación: si nos quedamos aquí nos encontrarán. Luego el punto inicial que hay que tratar es el siguiente: ¿a dónde vamos?
Y no sólo eso, sino que habrá que hacer una lista de lo que nos queda, y otra de las cosas imprescindibles que necesitamos, todo ello mientras preparamos el traslado y vigilamos que nuestros enemigos no vuelvan para coger lo poco que queda.
Manos a la obra.
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.