domingo, 9 de agosto de 2015

Finde Nostálgico: Conversaciones de Papel (7)

Publicado originalmente el 15 de junio de 2009, por Erebyel

La clase se había despejado tras la primera hora y ya no se veían muchas caras dormidas. La primera clase había pasado de forma tranquila, prácticamente sólo se había oído a la profesora de lengua; los lunes eran un día atroz y todos estaban aún en el último sueño que se iría disipando a lo largo de la mañana y primera hora.

La segunda hora llegó, y con ello todos parecían más despejado; por lo tanto más habladores. Pasaron cinco minutos, diez, quince y la profesora no apareció. Al parecer, hoy tendrían una hora libre, lo que significaba dedicar el tiempo al pasatiempo favorito de la clase: jugar al póquer.
Se reunieron casi todos en torno a la mesa del profesor y acercaron sus sillas. Bernabé siguió en su sitio leyendo la biblia por tercera vez; Fernando también leía. Por su parte, Carlo parecía un poseso escribiendo en su cuaderno de notas pero, de repente paró y miró a la mesa donde estaban todos reunidos. Se levantó y se acercó a ellos.

- ¿Puedo jugar con vosotros? - dijo, dirigiéndose directamente a Miguel Ángel, que era quien barajaba.
- Por supuesto – dijo alegremente, para luego añadir con desdén - … que no.
- ¡Venga! Dejémosle jugar, así le daremos una paliza y nos reiremos todos juntos– añadió Julio alegremente.
- Con reírnos de uno tenemos – dijo Victoria intentando que Julio se diera por aludido, pero no lo hizo.
Fernando miró hacia la mesa desde la suya y sintió pena del pobre Carlo. Negó con la cabeza y volvió a hundir la cabeza en el libro que le habían recomendado uno de los compañeros de rol: “Los Mercenarios” de R.A. Salvatore.
Carlo, que ya se giraba, apretó los puños. “¡Idiotas! Qué ganas de darles a probar su propia medicina... encima que estaba intentando ser un poco social... Ellos se lo pierden, me sé unos trucos de cartas buenísimos; mi abuela me los enseñó. Hace tiempo que no veo a mi abuela, creo que esta tarde iré a la residencia a visitarla, a ver si jugamos un poco a Dragones y Mazmorras; no puedo permitir que se muera sin yo haberla ganado”. Se sentó en su pupitre y miró a la clase. Cogió el boli y miró fijamente el papel, pensando qué criticar primero de sus compañeros de clase. Justo cuando fue a escribir, Fernando le interrumpió.
- ¿Te apetece rolear? - le preguntó acercando una silla y mirando la hoja – Es que me aburro mucho.
- Está bien – dijo Carlo, aunque no muy convencido. Guardó su cuaderno y cogieron una hoja. Le parecía increíble estar siendo algo sociable.
¡Tal vez se avecinaba un cambio muy importante para él! Se sintió extrañamente feliz.

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