Publicado originalmente el 12 de junio de 2009, por Araxis
En clase de lengua, el elfo llevaba un tiempo concentrado en su cuaderno, aunque no había en él nada que sus compañeros pudieran comprender. Al final, Julio le pasó una nota.
Oye, ¿qué estás haciendo? (Julio)
Trato de recordar cómo es una palabra. (Fernando)
¿Cuál? (Julio)
No la conoces. (Fernando)
Pero ¿cuál? (Julio)
Vale. Verás, árbol en Quenya es alda, pero estoy escribiendo una carta en Sindarin y no recuerdo cómo es. (Fernando)
¿Qué? ¡Tú has fumado algo esta mañana! (Julio)
¡No! A ver, son dos lenguas habladas por, entre otros, los elfos. Igual que el Klingon en Star Trek. (Fernando)
¡Ah, vale! O sea que flipas en Tolkien. (Julio)
¿Qué? Tú estás... (Fernando)
Tío, ¿qué te pasa? Te has quedado mirando fijamente la pizarra. (Julio)
¡Lo tengo! (Fernando)
¿El qué? (Julio)
¡Árbol en Sindarin es galadh! (Fernando)
Ah, claro, sí... Creo que voy a seguir finguiendo que presto atención al profe. (Julio)
Mientras, en otro lado de la clase...¡Eh! ¿Qué libro ha dicho que hay que leerse? (Lucy)
El Quijote, de Miguel de Cervantes. (Sandra)
¡¡Qué!! ¿Qué quieren, que nos suicidemos! (Lucy)
¿De qué estás hablando, Lucy? (Sandra)
¡Ese libro es gordísimo! (Lucy)
¡Cálmate! Si escribes con tanta fuerza vas a romper el papel, y si pintas en la mesa te va a tocar limpiarla en el descanso. (Sandra)
Vale, escribiré más flojo, pero sigo pensando que, que... ¡Es un libro demasiado gordo! ¡No hay quien se lo lea! (Lucy)
Pues yo lo hice. (Sandra)
¡¿Qué?! ¿Cuándo? (Lucy)
El año pasado, durante el verano, en los quince días que estuve con mis padres en la playa. Aunque supongo que me lo puedo volver a leer. (Sandra)
¡Dios! ¡Tú no tienes remedio! (Lucy)
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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.