lunes, 15 de febrero de 2016

Microrrelatos: Cuento al revés: Sacrificio

Esta entrada tiene dos partes. La primera es la original, dos fotografías de las páginas del cuaderno donde está escrita la historia, por motivos que pronto entenderéis. La segunda parte es la transcripción del mismo, hecha de forma que pueda leerse sin necesidad de un espejo...





Érase una vez, en un lejano reino, un niño pequeño que cambiaría todo para siempre. Pero eso es adelantarse a los hechos.

Todo comenzó en una oscura y maloliente mazmorra... Pero no era una mazmorra como las de otros castillos. Por ejemplo, ésta tenía el suelo lleno de grapas y post-its, y no de orines y sangre. Además, los gritos de dolor se veían sustituidos por gemidos difíciles de clasificar.

El niño no era el único encerrado allí. Había otros muchos como él, niños y niñas de todas las edades y condiciones. Pero aunque fuesen niños, no estaban ociosos. Lo que allí les obligaban a hacer era inhumano. Y parecía que nunca fuera a terminar.

Cada uno de ellos estaba frente a una mesa, de la que no podían apartarse salvo para mover pesadas cajas de un lado a otro. Y mientras estaban en sus sitios debían realizar un trabajo muy repetitivo. No sólo eso, sino que debían hacerlo rápido para cumplir unos objetivos establecidos por quienes nunca habían realizado ese tipo de trabajo. Y así un día tras otro.

Pero el niño conservaba la esperanza, aun sin saber de dónde procedía. Observaba a diario a los carceleros (aunque ellos preferían ser llamados "supervisores") buscando una brecha en la seguridad. Hasta que llegó el día en que la encontró y la aprovechó, cambiándolo todo tanto para él como para los otros niños.

Ese día empezó como cualquier otro, con los niños trabajando y los "supervisores" vigilándoles. En un momento dado, uno de ellos salió a fumar como solía hacer. Pero a su vuelta olvidó guardar bien el mechero y se le cayó al suelo sin que se diera cuenta. El niño lo cogió y pronto desató el infierno. Aprovechó cuando los "supervisores" se enzarzaron en una discusión por algo que en teoría había hecho otro de los niños.

Empezó siendo muy pequeño, como suele ocurrir, dentro de la caja que el niño tenía sobre la mesa. Pero pronto creció hasta alcanzar proporciones bíblicas.

Nadie olvidó jamás aquel incendio que casi acabó con la ciudad. Pero nadie supo nunca las condiciones que lo vieron nacer.

FIN

2 comentarios:

  1. Que intriga... que pasó después?

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  2. Mmm... Nada, dice "fin" :p
    Murieron todos y se quemaron unas cuantas casas. Vamos, final feliz en toda regla

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.