sábado, 12 de diciembre de 2015

Finde Nostálgico: Historias de Clase...

Publicado originalmente el 1 de diciembre de 2009, por Natsuki y Erebyel

Había una vez una profesora tan, tan aburrida que mantenía a toda la clase despierta pendiente del reloj. Pero ese reloj, por la desesperación causada por las penetrantes miradas, poco a poco se fue destripando hasta escupir el último engranaje que con tan mala suerte que fue a parar al ojo derecho de Francisco, atravesándolo y llegando a su parte más noble. Con un fuerte grito nos despertó de un salto agradeciéndoselo toda la clase, pero no fue suficiente, la profesora siguió hablando mientras Francisco seguía desangrándose en el asiento y los demás alumnos intentaban averiguar si Fran, que se miraba su miembro, se estaba haciendo una manola, puesto que gemía ruidos exóticos.

Nadie se dio cuenta de la sangre porque llevaba una chaqueta roja que la camuflaba. La profesora enfadada por los gemidos de Francisco, le invitó a salir a la pizarra a resolver un ejercicio, Fran con cara de confusión no se opuso y salió dejando un reguero de sangre. No había tiza, Fran dijo que creía que no le haría falta la tiza, que con su tinta natural se podía apañar. Lentamente se dirigió a la pizarra ante la mirada de toda la clase que ni se fijó en la sangre.
Se dio cuenta de que sobre el negro el rojo no se veía; así que se dirigió a la pared. Suavemente y con meneo hawaiano empezó a mover sus caderas de un lado a otro, con ritmo, a lo que todos empezaron a corear y cantar mientras observaban la magia de Francisco, cómo pintaba la pared de rojo.
Todos animados pataleaban y daban palmas animando el espectacular trabajo de Francisco, pero entonces entró la Decana por la puerta, todos se quedaron callados y Fran, que no se había dado cuenta de que había entrado, siguió pintando la pared, hasta que la Decana le llamó la atención prohibiéndole pintar la pared con materiales especiales; a lo que el respondió que era 100% natural. La Decana pareció convencerse y se acercó a Francisco dispuesta a comprobar que los materiales que usaba eran los adecuados; se agachó delante de la brocha del pintor y le invitó a que se la enseñara, él con cara de poker; se negó avergonzado palpándose la zona con cuidado.
Tuvo suerte, se hicieron las nueve de repente y tuvieron que salir corriendo de la Universidad para no tener que tener que dormir dentro de ella, podría ser una experiencia traumatizante.

Natsuki y Erebyel.

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