domingo, 18 de junio de 2017

Misión 59J323-2


  • OBJETIVO: encontrar al asesino de So I. Matable
  • Agentes para la misión: Lirv y Alon

Ya resuelta la primera parte del problema, Lirv y Alon se encaminan a la Calle de los Tiros, donde esperan encontrar alguna pista que les lleve hasta el verdadero asesino. La intención es entrar en su casa y revisar sus cosas, pero antes de hacerlo Alon señala hacia uno de los buzones. Con un brillo de sospecha en sus ojos, los dos agentes se dirigen a la puerta de uno de los vecinos de la víctima y llaman al timbre.

–¿Conocía usted a su vecino, So I. Matable? –le pregunta Lirv tras las presentaciones de rigor.

–En absoluto –declara el hombre sin inmutarse.

–¿Está usted seguro? –insiste Alon–. Algo debía conocerle, puesto que eran vecinos puerta con puerta.

–¡Eso no es conocer! –protesta él–. Usted ha preguntado si le conocía, y no lo hacía. Conocía su nombre y lo relacionaba con su cada, y al estar nuestros dormitorios pegado el uno al otro me sabía de memoria sus horarios para orinar en la noche. ¡Menudo escándalo que hacía al chocarse con los muebles por no encender la luz! Pero eso no es suficiente para decir que se conoce a alguien.

–De acuerdo –acepta Lirv para calmarle–. ¿Y hay algo que supiera sobre él que le haga sospechar sobre quién ha acabado con su vida?

–En absoluto. Salvo, quizá, el vecino de abajo suyo. Supongo que si yo oía los golpes con los muebles, para él debía ser aún peor.

–En otro orden de cosas –interrumpe Alon, fingiendo haciendo de manera casual–, ¿qué opina usted del servicio de correos de esta zona?

–¿El cartero? –se enciende el hombre, la cara enrojeciendo de ira por momentos–. Es un completo inútil que no aprendió a leer en la escuela, eso seguro. ¿Se pueden creer que siempre, SIEMPRE, intercambiaba las cartas del energúmeno de mi vecino y las mías echándolas al buzón del otro? ¡No nos llamábamos igual! ¡Cualquiera bien instruido sería capaz de distinguir nuestros nombres a la perfección! –vocifera–. So I. Matable y So I. Matador son completamente diferentes, y un personajucho de correos debería saberlo. Pero ahora que está muerto, con sólo uno de nosotros aquí no podrá equivocarse ese idiota. ¡Por eso tuve que matarle, estaba harto de las equivocaciones!

ESTADO DE LA MISIÓN: completada

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Lamento la situación, pero la ley nos obliga.