domingo, 4 de octubre de 2015

Finde Nostálgico: Perder

Publicada originalmente el 18 de agosto de 2009, por Erebyel

Nunca imaginé una vida,
Nunca di fe a las sonrisas
Hasta que la pude ver
Y hasta que sonreí por vez primera.



No he visto nada más hermoso
que la felicidad en la sencillez
de los seres maravillosos de este mundo,
cuando sólo se vive para vivir.

Y ahora sólo me falta el final poco esperado
que inevitablemente llega a todo ser humano
y que por mucho que se intente
nadie puede evitar.

Llega la hora de que muera
de que deje el mundo a otros
y de que no experimente,
de que nada vuelva a imaginar.


La lluvia caía de forma continua inundando el terreno que estaba recien plantado de centeno. Lo observaba desde el refugio que era su casa, sin prestar demasiada atención al exterior; sentía más regocijo al observar, con el disimulo que le ofrecía el paisaje exterior, en el reflejo del cristal cómo su hija jugaba y hablaba consigo misma delante de un espejo. Se miraba, ponía caras y bailaba, siempre observandose en el espejo.
Se sintió trasportado a una época que parecía lejana. Cuando se sentaba a leer un libro al refugio de la lumbre. Cuando su mujer revoloteaba a su alrededor en una danza de musicas imaginadas. Se dio cuenta de que esos movimientos gráciles los había heredado su hija y se sintió aliviado, pensó que tal vez algún día se parecería a ella y regocijaría los pensamientos de algún loco enamorado que sólo tendría ojos para contemplar su belleza.
De pronto se sintió triste y melancólico, al recordar que no volvería a observar la sonrisa de su mujer. Recordó el momento en el que le habían comunicado su muerte, se levantó del asiento molesto y reprendió a la niña por estar haciendo ruido.
La niña le miró con ojos tristes, él la eludió y se marchó hacia la cocina a por un vaso de agua. Mientras se lo bebía la niña lloró y se oyó en toda la casa.
Abrió los ojos en la cama, sudando y se dio cuenta de que había tenido una pesadilla, encendió la lámpara y miró a su lado. Su cama estaba vacía, como siempre desde hacía cinco años. Fue al cuarto de su hija que ahora dormía, entonces recordó que el sueño no había sido un sueño sino que había ocurrido la noche anterior.
Y las veces más que se repetiría, se dijo. Cariño, te hecho de menos.

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